Brasil: La economía registra en el cuarto trimestre de 2022 la mayor contracción desde el segundo trimestre de 2021
La economía brasileña terminó 2022 con una nota amarga. Los 1.175 puntos básicos acumulados de subidas del Banco Central entre marzo de 2021 y agosto de 2022 lograron enfriar la economía: El PIB se contrajo un 0,2% en tasa intertrimestral desestacionalizada en el último trimestre del año, en contraste con la expansión del 0,3% registrada en el tercer trimestre. La caída trimestral fue generalizada, con un debilitamiento del gasto público y privado, la inversión fija y las exportaciones. A escala nacional, la inversión fija se contrajo un 1,1% en el cuarto trimestre (+2,6% intertrimestral en el tercer trimestre). Por su parte, el crecimiento del consumo privado se redujo al 0,3% en el cuarto trimestre (3T: +1,0% intertrimestral). Una menor tasa de desempleo en el periodo (4T: 8,1%; 3T: 8,9%), junto con la moderación de las presiones sobre los precios en el 4T, impidieron probablemente una mayor desaceleración del gasto. Además, el crecimiento del consumo público se moderó al 0,3% en el cuarto trimestre (3T: +1,2% intertrimestral). En cuanto al sector exterior, las exportaciones de bienes y servicios aumentaron un 3,5% trimestral desestacionalizado en el cuarto trimestre, por debajo de la expansión del 3,7% del tercer trimestre. Por su parte, las importaciones de bienes y servicios se contrajeron un 1,9% en el cuarto trimestre (3T: +5,5% intertrimestral). Por consiguiente, el sector exterior contribuyó en 0,8 puntos porcentuales al crecimiento global, lo que supone una mejora con respecto al trimestre anterior, en el que ni contribuyó ni restó. En términos anuales, el crecimiento económico se enfrió al 1,9% en el cuarto trimestre, frente a la expansión del 3,6% del trimestre anterior. La lectura del cuarto trimestre marcó el crecimiento más lento desde el primer trimestre de 2021 y sorprendió a los mercados a la baja; se había esperado una expansión del 2,2%. La cifra situó el crecimiento anual global para 2022 en el 2,9%, casi la mitad del 5,0% registrado en 2021 tras el repunte de la pandemia.
Al reflexionar sobre las perspectivas de crecimiento para 2023, los analistas del EIU declararon: “Reconocemos riesgos al alza y a la baja. El aumento del gasto social, el alivio de la deuda de los hogares pobres y la subida del salario mínimo en un 8,9% pondrán un suelo al consumo privado y al crecimiento global del PIB en un contexto de tipos de interés aún elevados, inflación elevada y mercado laboral en recesión. No obstante, existe el riesgo de que estos factores de estímulo retrasen el inicio de la relajación monetaria hasta finales de año, lo que pesaría sobre la inversión.”