Grecia: La economía se estanca en el tercer trimestre
En el tercer trimestre, el crecimiento del PIB se estancó en términos intertrimestrales desestacionalizados, por debajo del 1,1% registrado en el segundo trimestre. La lectura del tercer trimestre marcó el peor resultado desde el segundo trimestre de 2020. En términos interanuales desestacionalizados, el crecimiento económico se moderó al 2,1% en el tercer trimestre, frente a la expansión del 2,6% del trimestre anterior.
La demanda interna se debilitó en el trimestre, mermada por la subida de los tipos de interés. El gasto de los hogares se contrajo un 0,7% en el tercer trimestre, lo que supone el peor resultado desde el cuarto trimestre de 2020 (segundo trimestre: +0,4% interanual intertrimestral). El gasto público cayó al ritmo más pronunciado desde el cuarto trimestre de 2020, contrayéndose un 1,2% (2T: -0,3% interanual trimestral). Por su parte, la inversión fija disminuyó un 1,8% en el tercer trimestre, lo que supone el peor resultado desde el cuarto trimestre de 2020 (segundo trimestre: -0,3% intertrimestral).
En cuanto al sector exterior, las exportaciones de bienes y servicios disminuyeron a un ritmo más lento del 0,7% en el 3T (2T: -1,7% intertrimestral). Por otra parte, el crecimiento de las importaciones de bienes y servicios aumentó hasta el 2,0% en el tercer trimestre (2T: +1,0% intertrimestral), lo que supone el mejor resultado desde el cuarto trimestre de 2022. Tanto la demanda interna como la externa restaron crecimiento, y sólo la construcción de existencias contribuyó positivamente al resultado, añadiendo 3,7 puntos porcentuales.
Tras la caída del tercer trimestre, nuestros panelistas consideran que la economía volverá a crecer en el cuarto trimestre gracias al fortalecimiento del sector industrial. En 2024, el crecimiento se ralentizará en relación con la expansión prevista para este año, con una pérdida de impulso del consumo privado y público. Por el contrario, la inversión en capital fijo se mantendrá fuerte, impulsada por los fondos de la UE. La política monetaria del BCE y el conflicto de Oriente Próximo son factores clave que habrá que vigilar.