Israel:
El gasto para 2021 y 2022 se fija en 432.500 millones de NIS y 452.500 millones de NIS, respectivamente, por debajo de los 478.500 millones de 2020. Se prevé que el déficit fiscal se reduzca al 6,8% en 2021 y al 3,9% en 2022 (2020: déficit del 11,4%), ligeramente inferior en ambos años a los déficits que esperan nuestros panelistas. Entre las principales reformas esbozadas por el Gobierno se encuentran un aumento de la edad de jubilación de las mujeres, una reducción de las barreras a la importación, la creación de una autoridad para agilizar los procedimientos reguladores y la construcción de una línea de metro en Tel Aviv. Estas medidas abordarían algunos impedimentos económicos clave, como unas infraestructuras deficientes y una burocracia excesiva, y si se aprueban podrían impulsar el potencial de crecimiento a largo plazo del país. Sin embargo, el proyecto de presupuesto deja para más adelante la delicada cuestión de la consolidación fiscal: Una mayor reducción del déficit fiscal más allá de 2022 será clave para estabilizar el ratio deuda pública/PIB.
En un discurso sobre el anuncio del presupuesto, el Gobernador del Banco de Israel, Amir Yaron, comentó: “Es importante ser conscientes de la necesidad de reducir el déficit estructural a partir del presupuesto de 2023, para evitar que la ratio deuda/PIB crezca de forma descontrolada y permitir las grandes inversiones adicionales que son necesarias en infraestructuras y capital humano para reducir las diferencias de productividad entre Israel y las demás economías avanzadas.”