Italia: La segunda estimación confirma que la economía volvió a la contracción en el cuarto trimestre
Una segunda estimación reveló que el PIB cayó un 1,9% en el cuarto trimestre con respecto al trimestre anterior en términos desestacionalizados y ajustados por días laborables, en un contexto de endurecimiento de las medidas de bloqueo. Aunque el resultado fue ligeramente superior a la estimación preliminar de un descenso del 2,0%, contrastó fuertemente con el repunte del 15,9% del 3er trimestre, que había marcado la mayor expansión desde que se iniciaron las series actuales en 1995. En términos interanuales, la economía se contrajo un 6,6% en el cuarto trimestre, confirmando la estimación preliminar y empeorando respecto a la contracción del 5,2% del tercer trimestre. Tomando el año en su conjunto, el PIB se desplomó un 8,9% en 2020, lo que contrasta con el ligero aumento del 0,3% de 2019. La contracción de la demanda interna y externa estuvo detrás de la contracción del cuarto trimestre. El gasto de los hogares cayó un 2,7% intertrimestral, oscilando desde el aumento del 13,2% del tercer trimestre, en medio de medidas de contención más estrictas, un mercado laboral alicaído y una confianza del consumidor a la baja. Además, el crecimiento de la inversión fija se desplomó al 0,2% en el trimestre, tras el aumento del 29,1% del 3er trimestre, debido a los cierres forzosos de empresas, el mal clima empresarial y unas perspectivas económicas inciertas. Por su parte, el consumo público aumentó un 1,5% en el cuarto trimestre, ligeramente por debajo del 1,6% del tercer trimestre.
En conjunto, la demanda interna -excluidas las existencias- restó 1,3 puntos porcentuales al crecimiento en el cuarto trimestre, mientras que la variación de existencias añadió 0,3 puntos porcentuales al crecimiento intertrimestral. Por su parte, el sector exterior restó 1,0 punto porcentual al crecimiento en el cuarto trimestre, tras haber añadido 4,4 puntos porcentuales en el tercero, reflejando una fuerte moderación del crecimiento de las exportaciones. Las exportaciones de bienes y servicios subieron un 1,3% intertrimestral (3T: +30,5% intertrimestral), ya que la reintroducción de medidas de contención en el extranjero lastró la demanda exterior, mientras que las importaciones de bienes y servicios aumentaron un 5,4% intertrimestral, tras haber subido un 14,1% en el 3T.
De cara al futuro, el PIB debería recuperar parte de las pérdidas del año pasado a medida que la relajación gradual de las restricciones y el aumento de las entradas de fondos de la UE liberen el capital acumulado y el gasto de los consumidores, y la reapertura de las economías extranjeras impulse la demanda exterior. Dicho esto, la pandemia ha asestado un duro golpe a la ya debilitada economía italiana y ha provocado un aumento del déficit fiscal y una mayor acumulación de la montañosa deuda pública, al tiempo que ha deteriorado los balances de los bancos. Los fondos de recuperación de la UE deberían reducir la probabilidad de turbulencias financieras, aunque problemas de larga data, como un sector público engorroso, reformas muy necesarias y favorables al mercado, impuestos elevados y un poder judicial lento, enturbian las perspectivas de la economía italiana. Al comentar las perspectivas para este año, Paolo Pizzoli, economista senior de ING, pidió cautela: “Es probable que la recuperación comience a partir del segundo trimestre, y su ritmo dependerá en gran medida de los avances en el frente de la vacunación, que ha tenido un comienzo lento. Acelerar el proceso es claramente una de las prioridades del Gobierno de Draghi, y los recientes cambios en los altos cargos encargados de la gestión de la emergencia son una clara señal de discontinuidad.”