Italia: Se espera que el nuevo Gobierno de Draghi cumpla los planes de inversión de la UE, pero no se vislumbran reformas contundentes
El ex presidente del Banco Central Europeo Mario Draghi juró su cargo como nuevo primer ministro de Italia el 13 de febrero. Draghi logró formar un gobierno de unidad nacional cuya principal tarea será encauzar la recuperación de la crisis Covid-19, que ha golpeado duramente al país mediterráneo. El nuevo Gobierno tendrá que elaborar los planes de inversión necesarios para recibir casi 210.000 millones de euros del llamado programa de recuperación de la UE de Nueva Generación, que Draghi ya ha dicho que se destinarán a digitalización, tecnologías verdes, sanidad, investigación y desarrollo, y educación y formación. Además, Draghi ha anunciado que llevará a cabo una serie de reformas que, junto con los fondos de la UE, contribuirán a impulsar la recuperación económica, aumentar el potencial de crecimiento y, por tanto, también a reforzar la sostenibilidad a largo plazo de la montañosa deuda pública del país. Dicho esto, la probabilidad de aplicar estas reformas controvertidas, aunque muy necesarias, parece bastante baja dado el heterogéneo respaldo político del Gobierno. Aunque Draghi puede contar con el apoyo de una amplia coalición, su carácter heterogéneo podría dificultar la gobernabilidad a largo plazo. Ha conseguido el apoyo de todos los partidos de la coalición que habían respaldado al Gobierno anterior: el socialdemócrata Partido Democrático; el partido de centro-izquierda Italia Viva, del ex primer ministro Matteo Renzi; el partido de izquierdas Libres e Iguales; y el Movimiento 5 Estrellas, antes antisistema y ahora populista de izquierdas. Además, logró incorporar al partido de centro-derecha Forza Italia, del ex primer ministro Silvio Berlusconi, y al partido de derechas Lega, mientras que el partido derechista Hermanos de Italia fue el único que decidió no apoyar al nuevo gobierno.
El nuevo gabinete está formado por 25 miembros, incluido Draghi, 15 de los cuales pertenecen a los partidos que apoyan al gobierno, mientras que el resto son no políticos. En concreto, Daniele Franco, ex director general del Banco de Italia, fue nombrado ministro de Economía; Vittorio Colao, ex consejero delegado de Vodafone, fue nombrado nuevo ministro de Innovación y Tecnología; y el importantísimo Ministerio de Transición Ecológica, de reciente creación (que tendrá que gestionar una parte considerable de los fondos de la UE), fue confiado a Roberto Cingolani, ex director del Instituto Italiano de Tecnología. Además de gestionar los fondos de la UE, Draghi anunció que el gabinete se centrará en reformar y racionalizar los engorrosos sistemas jurídico, de administración pública y tributario del país. Al comentar la probable duración del gobierno recién formado, Paolo Pizzoli, economista sénior de ING, declaró: “La naturaleza heterogénea de la nueva coalición gubernamental podría suscitar llamadas ideológicas sobre temas emblemáticos del pasado, cuando se aborden finalmente expedientes divisivos como la justicia o los inmigrantes. Sin embargo, en general, creemos que la necesidad imperiosa de actuar con rapidez, tanto en el frente de la vacunación como en el del FRR, limitará en principio el margen para guerras estériles de posición entre las distintas almas de la mayoría. Por su parte, Nicola Nobile, economista jefe de Oxford Economics, se mostró más pesimista: “Dudamos que el enfoque de Draghi para gestionar la pandemia difiera sustancialmente del de la administración anterior. La verdadera ventaja de Draghi como antiguo presidente del Banco Central Europeo es su relación con sus homólogos de la UE. Podría ayudar al Gobierno a avanzar en los planes de Italia para ejecutar el fondo de recuperación de la UE. Además, podría allanar el camino para otras reformas que ayudarían a Italia a salir del estancamiento que ha acechado a la economía durante años. Sin embargo, dudamos que un gobierno de Draghi dure más allá del periodo de crisis.”