Japón: Yoshihide Suga, elegido nuevo primer ministro de Japón tras la dimisión de Shinzo Abe por motivos de salud
El 16 de septiembre, Yoshihide Suga sustituyó a Shinzo Abe como primer ministro de Japón tras su victoria en las elecciones a la dirección del gobernante Partido Liberal Democrático, celebradas el 14 de septiembre. Abe, el líder más longevo de Japón, anunció su deseo de dimitir el 28 de agosto debido a una recaída de la mala salud que le había hecho renunciar a su primera etapa en el cargo en 2006. El Primer Ministro Suga -un veterano político y mano derecha de Abe- hereda un país sumido en una profunda recesión inducida por una pandemia: El PIB cayó al ritmo más rápido registrado en el segundo trimestre de 2020, se espera que el déficit fiscal se dispare como consecuencia de las considerables medidas de estímulo, y una colosal carga de deuda pública pesa mucho sobre la economía.
Además, el primer ministro Suga toma el timón de un país moldeado por las políticas económicas de su predecesor: las llamadas “Abenomics”, definidas por tres flechas políticas: política monetaria ultraacomodaticia, gasto fiscal y reforma estructural. Las primeras impresiones indican que Suga buscará la estabilidad a corto plazo, y por ello nombró un gabinete que no difiere sustancialmente de la cohorte anterior de Abe. Además, antes de octubre de 2021 deben celebrarse elecciones generales, por lo que es probable que cualquier reforma a gran escala sólo se plantee tras el resultado de esa votación.
En cuanto a la perspectiva de un cambio político a gran escala, los economistas de Nomura prevén un periodo de continuidad a corto plazo: “Es posible que el primer ministro Suga no deje realmente su impronta en la política hasta 2021 como muy pronto. En principio, creemos que las prioridades de política económica del Gobierno estarán influidas por la perspectiva de las próximas elecciones generales. Por supuesto, esto dependerá de cuándo se celebren las elecciones, pero creemos que es probable que el gobierno aplique medidas destinadas a estimular la economía antes de las elecciones, lo que significará aprobar un tercer presupuesto suplementario para el año fiscal 20.” Sin embargo, la política económica prospectiva de la administración Suga parece estar menos centrada en el gasto monetario y fiscal y más concentrada en la reforma estructural, la tercera flecha de Abenomics. Japón ha padecido históricamente una débil demanda agregada, que se verá agravada este año por una fuerte contracción del consumo privado inducida por la pandemia. Además, el envejecimiento de la población supondrá un peso adicional para la mano de obra en el futuro, lo que acentuará la necesidad de reformas que mejoren la productividad en toda la economía. En este sentido, Hiromichi Shirakawa y Takashi Shiono, economistas de Credit Suisse, comentan: “Parece haber tres áreas en las que centrar la “Suganomics” […], que incluyen la promoción de la digitalización, la reforma de la banca regional y la reestructuración corporativa. Y lo que es más importante, suelen requerir planes de acción o estrategias a nivel sectorial. En cuanto a las perspectivas a largo plazo, Ma Tieying, economista del DBS Bank, considera que puede aumentar la incertidumbre: “Al frente del Gobierno desde diciembre de 2012, Abe se ha convertido en el primer ministro que más tiempo lleva en el cargo en la historia de Japón. Antes de él, el país tenía un nuevo líder prácticamente cada año. […] Aunque es demasiado pronto para predecirlo, no se puede descartar el riesgo de que Japón vuelva a caer en la parálisis política o la inestabilidad después de Abe. Si este fuera el caso, las autoridades se enfrentarían al reto de impulsar nuevas reformas para revitalizar la economía, como la reestructuración de las industrias, la reorganización de las cadenas de suministro y la resolución de los problemas de desigualdad tras la pandemia.”