México: El PIB se desploma a un ritmo sin precedentes en el segundo trimestre por el fuerte golpe de Covid-19
Los datos de las cuentas nacionales basados en el gasto, publicados por el Instituto de Estadística el 21 de septiembre, confirmaron que el PIB se desplomó un 18,7% interanual en el segundo trimestre (1er trimestre: -1,3% interanual), debido a que el brote de Covid-19 y las medidas introducidas para frenar su propagación afectaron negativamente a la actividad. El dato del segundo trimestre marca la mayor contracción registrada y el quinto trimestre consecutivo de descenso de la producción. Mientras tanto, el PIB se desplomó un 17,1% en términos intertrimestrales ajustados estacionalmente en el 2T (1T: -1,2% intertrimestral), también una caída sin precedentes.
Tanto la demanda interna como la externa se vieron diezmadas por las secuelas de Covid-19. El consumo privado se desplomó sin precedentes. El consumo privado se desplomó un 20,6% interanual sin precedentes (T1: -0,5% interanual) debido a las medidas de distanciamiento social y a la paralización de la actividad empresarial no esencial. Además, el gasto de capital se desplomó un 34,0% anual (T1: -9,3% interanual), marcando el mayor descenso desde la crisis del tequila de 1995 y el séptimo trimestre consecutivo de retroceso de la inversión. El gasto público, por su parte, se moderó en el segundo trimestre, con un modesto crecimiento interanual del 2,4% (T1: +3,4% interanual).
En el frente exterior, las cifras también fueron sombrías. Las exportaciones de bienes y servicios se desplomaron un 30,9%, frente a la expansión del 1,8% registrada en el primer trimestre. Del mismo modo, las importaciones se desplomaron un 29,7% interanual en el segundo trimestre (-3,2% interanual en el primer trimestre), al languidecer la demanda interna.
Se prevé que la economía se contraiga este año al ritmo más brusco jamás registrado debido al golpe de la pandemia. El aumento del desempleo y el subempleo afectarán al gasto de los hogares, mientras que la actividad inversora seguirá deprimida en medio de una mayor incertidumbre. El año próximo, sin embargo, se prevé un repunte de la producción en consonancia con la recuperación de la actividad. La debilidad de la demanda estadounidense y la prolongación de la crisis sanitaria plantean riesgos clave para las perspectivas.