Perú: El PIB crece en el cuarto trimestre al ritmo más suave desde el cuarto trimestre de 2020 en medio del malestar social
El crecimiento del PIB perdió fuerza en el cuarto trimestre, cayendo al 1,7% interanual, frente al 2,0% del tercer trimestre. La elevada inflación y las protestas en todo el país tras el intento de golpe de Estado del expresidente Pedro Castillo y su posterior encarcelamiento lastraron la actividad. La lectura del cuarto trimestre marcó el crecimiento más suave desde el cuarto trimestre de 2020.
El crecimiento del consumo privado cayó al 2,3% en el cuarto trimestre, marcando la expansión más débil desde el cuarto trimestre de 2020 (tercer trimestre: +2,9% interanual), ya que la mayor inflación y la agitación política y social debilitaron la propensión de los consumidores a consumir. El consumo público cayó al ritmo más pronunciado desde el 3T 2022, contrayéndose un 10,3% (3T: -6,2% interanual) debido a la contracción del gasto sanitario relacionado con la pandemia. Mientras tanto, el crecimiento de la inversión fija mejoró hasta el 2,4% en el cuarto trimestre, desde la expansión del 1,3% registrada en el trimestre anterior. La mayor expansión del gasto público, debida al aumento del gasto de las administraciones locales, compensó con creces la caída de la inversión privada, causada principalmente por el descenso de la inversión en el sector minero.
En el frente exterior, el crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios cayó al 0,8% en el cuarto trimestre, lo que supone el peor resultado desde el primer trimestre de 2021 (tercer trimestre: +3,5% interanual), debido a la menor producción de bienes primarios. Además, el crecimiento de las importaciones de bienes y servicios disminuyó al 4,2% en el cuarto trimestre (3T: +7,1% interanual) debido al debilitamiento de la demanda interna.
Las violentas protestas tras el encarcelamiento del ex presidente Pedro Castillo siguen afectando tanto a la producción minera como al turismo, lo que es un mal presagio para la actividad. De cara a 2023 en su conjunto, la economía debería crecer a un ritmo más lento que el año pasado. La inflación aún elevada, el agotamiento de los ahorros y el aumento de los tipos de interés pesarán sobre el gasto de consumo y la inversión, que también sufrirán los efectos de la prolongada incertidumbre política. Por otra parte, las dificultades económicas mundiales y la agitación social en las principales minas del país deberían frenar las exportaciones. La escalada de las tensiones sociales constituye el principal riesgo a la baja.