Perú: El Presidente Castillo reorganiza por cuarta vez su gabinete tras las dimisiones de los primeros ministros
El 9 de febrero, el Presidente Pedro Castillo tomó posesión del cuarto gabinete de su breve mandato al frente del gobierno peruano. En poco más de seis meses de mandato, Castillo ha realizado 20 cambios ministeriales, entre ellos cuatro primeros ministros, tres ministros de Asuntos Exteriores y dos ministros de Economía, en una muestra de las aparentemente interminables turbulencias políticas que rodean a su administración. La última remodelación se produjo tras la repentina dimisión, el 31 de enero, de la Primera Ministra, Mirtha Vásquez, que había sido nombrada tras la renuncia de su predecesor a los dos meses de asumir el cargo. El nombramiento de Vásquez en octubre de 2021 vino acompañado de la entrada en funciones de un gabinete más moderado, lo que calmó considerablemente los nervios de los inversores: El sol se apreció más de un 5% frente al dólar estadounidense en la semana inmediatamente posterior a su confirmación. El sustituto de Vásquez, Héctor Valer, dimitió rápidamente tras sólo cuatro días en el cargo, después de que salieran a la luz acusaciones de maltrato doméstico contra su mujer y su hija. Valer dimitió a raíz de las protestas públicas, lo que obligó a una nueva remodelación del gabinete que sólo había sido nombrado unos días antes. Así, el 9 de febrero, Aníbal Torres tomó posesión como nuevo Primer Ministro, prometiendo aplicar políticas de libre mercado junto con una fuerte presencia gubernamental para impedir los monopolios y otras concentraciones de poder económico. De los miembros del gabinete nombrados anteriormente, 12 de los 18 mantuvieron sus cargos, uno de ellos el ministro de Finanzas, Oscar Graham, que había sustituido recientemente al respetado Pedro Francke. El nombramiento de Graham, tecnócrata y antiguo funcionario tanto del Ministerio de Finanzas como del Banco Central, debería aliviar en cierta medida la ansiedad de los mercados por el gabinete entrante.
De cara al futuro, no cabe duda de que la actual agitación política seguirá pesando sobre la economía, aunque el impacto inmediato ha parecido más moderado que durante las anteriores remodelaciones del gabinete: Aunque el sol se debilitó ligeramente el 31 de enero, rápidamente retomó su reciente tendencia al alza, habiéndose apreciado un 4,9% frente al dólar estadounidense en lo que va de año. No obstante, dado que el clima empresarial siguió siendo pesimista en enero y que la inflación cerró 2021 en máximos de más de una década, tanto el gasto de consumo como el de capital podrían verse frenados a principios de año, lo que a su vez reprimiría la actividad económica.
En cuanto a los recientes nombramientos, Diego W. Pereira, economista de JPMorgan, considera que continuará la incertidumbre, y comenta: “La administración Castillo sigue luchando, con las tácticas políticas hasta ahora incapaces de proporcionar algún tipo de estabilidad a medio plazo”. En este contexto, con sólo seis meses y medio en el cargo, Castillo ha nombrado a su cuarto primer ministro. […] Torres necesita ahora obtener el voto de confianza del mismo Congreso al que ha criticado, lo que será una tarea difícil, en nuestra opinión. El nuevo gabinete debe buscar el voto de confianza del Congreso en los próximos 30 días. [En cuanto a las perspectivas del sol, los analistas de EIU declararon: “Esperamos que el sol se estabilice en 2022. Esperamos que el sol llegue a PEN 3,98 por USD a finales de 2022, de 4,02 a finales de 2021, pero esto sigue siendo más débil que la tasa de PEN 3,62 por USD a finales de 2020. El sol se verá respaldado por los elevados precios de las materias primas (especialmente del cobre) y por el endurecimiento de la política monetaria, que atenuará las presiones de depreciación derivadas de las subidas de los tipos de interés en Estados Unidos. Una crisis política, como la destitución del Sr. Castillo, probablemente provocará una fuerte depreciación del sol en algún momento del periodo de previsión. Esperamos que el BCRP intervenga si las presiones de depreciación son más fuertes de lo previsto; las grandes reservas de divisas dan al banco central un amplio margen para intervenir, pero el rebasamiento es un riesgo claro.”