Perú: Las elecciones generales de abril depararán una carrera presidencial reñida y un Congreso fragmentado
El 11 de abril, Perú acude a las urnas para elegir tanto al nuevo Presidente como a los 130 miembros del Congreso. Los últimos sondeos de opinión muestran un panorama dividido: Ninguno de los 18 candidatos presidenciales cuenta con más del 12% de los posibles votos, lo que hace muy probable una segunda vuelta entre los dos primeros candidatos en junio, mientras que las intenciones de voto de los congresistas apuntan a un Congreso muy fragmentado. Además, las tasas de rechazo de los principales candidatos presidenciales oscilan entre el 40% y el 70%, lo que indica que el electorado está más seguro de a quién no votará que de a quién votará, mientras que casi un tercio de los votantes no expresa preferencia por ningún candidato a la presidencia. En cualquier caso, el próximo gobierno tendrá que restaurar la fe pública en el gobierno, al tiempo que debe hacer frente a las consecuencias de uno de los peores brotes de Covid-19 en la región. Las elecciones generales se celebran en medio de unos meses plagados de escándalos, incluso para un país tan acostumbrado a los dramas políticos como Perú. El pasado mes de noviembre se produjeron disturbios políticos que desembocaron en la destitución del Presidente Martín Vizcarra, antes de que su sustituto, el ex presidente del Congreso Manuel Merino, se doblegara ante las protestas públicas y dimitiera seis días después. Francisco Sagasti se convirtió entonces en el tercer presidente del país en una semana y entregará el poder tras el resultado de las elecciones de abril. Más recientemente, el ex presidente Vizcarra se vio implicado en un escándalo cuando cerca de 500 funcionarios y ex funcionarios públicos se aprovecharon de su cargo para acceder anticipadamente a las vacunas Covid-19, mientras que varios candidatos a la presidencia han sido investigados por diversos cargos de corrupción.
Sin embargo, los principales candidatos a la presidencia parecen ser Yonhy Lescano (Acción Popular) y Verónika Mendoza (Juntos por el Perú), a la izquierda del espectro político, y George Forsyth (Victoria Nacional), Keiko Fujimori (Fuerza Popular) y Rafael López Aliaga (Renovación Popular), a la derecha. Un Congreso probablemente fracturado dificultará la gobernabilidad, por lo que no debería haber ningún cambio a gran escala en la política macroeconómica imperante a corto plazo. Sin embargo, en el contexto del impacto punitivo de la pandemia de Covid-19, las políticas populistas a ambos lados de la división política parecen contar con el favor del electorado, lo que apunta a un gasto público continuado en el futuro.
En cuanto a las perspectivas políticas, los analistas de la EIU comentaron: “El presidente interino Francisco Sagasti ha estabilizado la política peruana después de una crisis política en noviembre pasado tras la destitución del ex presidente, Martín Vizcarra (2018-20). A pesar de la firma de acuerdos sobre vacunas, el gobierno del Sr. Sagasti es impopular, ya que el aumento de los casos de coronavirus (Covid-19) ha dado lugar a nuevas restricciones a la movilidad. No ha surgido un claro favorito para las elecciones generales de abril, pero esperamos que gane un centrista y que el próximo gobierno continúe con las políticas económicas ortodoxas de Perú.”