Perú: Pedro Castillo asume la presidencia de Perú
El 28 de julio, Pedro Castillo tomó posesión como presidente de Perú, apenas ocho días después de ser proclamado vencedor de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebradas el 6 de junio. El veredicto se produjo tras semanas de impugnaciones legales por parte de la candidata derrotada, Keiko Fujimori -que sufría su tercera derrota presidencial en 10 años-, cuyas denuncias de fraude fueron finalmente rechazadas por el Jurado Nacional de Elecciones del país. De este modo, Castillo se convierte en el cuarto presidente en menos de un año, tras el estallido de agitación política de noviembre de 2020, cuando el país pasó por tres mandatarios en una semana, y cierra el capítulo de una reñida campaña electoral entre dos candidatos divisivos que representaban puntos marcadamente diferentes en el espectro político. Sin embargo, los probables enfrentamientos entre el nuevo gabinete y el Congreso, liderado por la oposición, podrían dificultar a Castillo la aplicación de sus políticas más controvertidas. Castillo, antiguo maestro de escuela y líder sindical de la región norteña de Cajamarca, fue un sorprendente vencedor tanto en las elecciones generales de abril como en la segunda vuelta presidencial de junio, ya que nunca había ocupado un cargo nacional y se le consideraba un outsider de izquierda radical alejado del statu quo político limeño. Hizo campaña sobre una plataforma socialista con la intención de reescribir la Constitución del país, aumentar el papel del Estado en la economía y utilizar la nacionalización como herramienta para obtener un mayor control sobre las industrias estratégicas del país, como la minería y la extracción de petróleo. Aunque moderó un poco su postura en el periodo previo a las elecciones presidenciales de junio, su victoria se ha topado con una agria confianza de los inversores, que se ha manifestado en la caída de los mercados bursátiles y de la moneda. Su presidencia ha comenzado aparentemente en terreno pedregoso. Incluso antes de su toma de posesión, una alianza liderada por la oposición ganó una votación el 26 de julio para dirigir el Congreso, con la centrista María del Carmen Alva reclamando la presidencia para el periodo legislativo 2021-2022. Con sólo 37 de los 130 escaños en manos del partido afiliado a Castillo, Perú Libre, existe un gran potencial para que un Congreso liderado por la oposición actúe como moderador o incluso bloquee la agenda política de Castillo, en particular la reforma constitucional.
El primer escollo puede venir del gabinete propuesto por Castillo, cuya mayoría nombró poco después de asumir el poder el 28 de julio. En una situación un tanto caótica (2 de los 18 cargos ministeriales no se anunciaron en el acto de toma de posesión, que se retrasó), el nombramiento del controvertido Guido Bellido, de la izquierda más dura, como primer ministro fue recibido con una fuerte reacción política y podría poner a prueba el nivel de apoyo popular del que goza su incipiente gobierno. El posterior anuncio del moderado y ex economista del Banco Mundial Pedro Francke como ministro de Finanzas puede contribuir a suavizar la apariencia del gabinete, pero con el Congreso en posesión del derecho tanto de rechazar la confianza en el gabinete como de censurar a miembros concretos, los próximos meses parecen abocados a estar dominados por las batallas entre el ejecutivo y el legislativo.
De cara al futuro, no cabe duda de que la actual agitación política seguirá pesando sobre la economía. Tras el anuncio del gabinete propuesto, el sol alcanzó un nuevo mínimo histórico de 4,09 PEN por USD el 4 de agosto, tras haberse depreciado más de un 11% desde principios de año. Por ello, la posibilidad de que aumenten las presiones sobre los precios es una de las principales preocupaciones, ya que la inflación alcanzó en julio su nivel más alto en cuatro años. Por otra parte, el sentimiento empresarial se sumió en el pesimismo tras las elecciones generales de abril, lo que podría impulsar una mayor cautela en el gasto de capital en la recta final del año.
En cuanto a las perspectivas de la economía, Daniel Velandia y Miguel Leiva, economistas de Credicorp Capital, señalaron: “Con todo, considerando que el Presidente Castillo ha afirmado que su gobierno respetará el marco legal vigente, es probable que las actividades en el país continúen desarrollándose con normalidad en el corto plazo y que la economía mantenga su senda de recuperación, aunque no se pueden descartar, en nuestra opinión, propuestas orientadas a elevar los impuestos en algunos sectores como la minería o a aumentar la competencia en otros como el farmacéutico, el gas o el sector financiero. Por su parte, Diego W. Pereira, economista de JPMorgan, considera que el aumento de la incertidumbre pesará sobre las perspectivas económicas futuras y comenta: “El camino macroeconómico por delante sigue siendo borroso en la agenda política de la administración Castillo, en particular en lo que respecta al impulso de una reforma constitucional a través de una asamblea constituyente. […] Es probable que esta incertidumbre, además de una serie de cambios normativos e institucionales sugeridos, afecte a las inversiones del sector privado al menos hasta finales de año”. Esto a pesar del compromiso del Ministro de Economía Francke de mantener el objetivo de déficit fiscal de la administración anterior y un déficit fiscal más estrecho el próximo año. […] Por lo tanto, esperamos que la renta fija privada se contraiga en el segundo semestre de 2021, lo que afectaría a la velocidad de la recuperación económica, incluso si la inversión del sector público recibe un nuevo impulso. Así pues, nuestra postura más conservadora es coherente con la revisión del PIB anual para 2021 al 9,5%, lo que supone un recorte del 1,3% de nuestra previsión anterior.”