República Dominicana: La actividad económica registra en enero la expansión más lenta desde febrero de 2021
La actividad económica se expandió un 6,3% en términos interanuales en enero, lo que supuso un deterioro respecto al aumento del 10,6% de diciembre. La cifra marcó la peor lectura desde febrero de 2021.
Mientras tanto, la tendencia mejoró, con un crecimiento medio anual de la actividad económica del 13,0% en enero, por encima del 12,3% de diciembre.
La ralentización del crecimiento en enero respecto a la cifra de dos dígitos del cuarto trimestre se debió a una moderación generalizada de la actividad en diversos sectores de la economía. La menor actividad se debió probablemente al repunte de casos de Covid-19 inducido por Omicron que tuvo lugar en el mes, con las empresas afectadas por el absentismo laboral causado por el virus. El crecimiento de la industria manufacturera local, la construcción y el sector servicios cayó, con una ralentización del crecimiento a partir del cuarto trimestre en el sector de hoteles, bares y restaurantes especialmente marcada. En cuanto a las perspectivas para 2022, los analistas de EIU señalaron: “A corto plazo, el crecimiento se verá impulsado principalmente por la reapertura de la economía a medida que se acerque la finalización del despliegue de la vacuna Covid-19. A su vez, esto impulsará el consumo. Esto, a su vez, impulsará el gasto de los consumidores y apoyará el fuerte crecimiento de la inversión en infraestructuras. Las exportaciones turísticas también aumentarán a medida que la recuperación económica traiga consigo una normalización de las llegadas de turistas. El crecimiento de las entradas de remesas de los trabajadores seguirá siendo fuerte a medio plazo, lo que apoyará el consumo privado” Sin embargo, todavía ven aparecer algunos obstáculos al crecimiento este año:
“Los vientos cíclicos en contra del crecimiento procederán principalmente del endurecimiento de la política fiscal del Gobierno en 2022, ya que la necesidad de preservar la estabilidad macroeconómica precipita el desmantelamiento de las medidas de estímulo posteriores a la pandemia. Enfrentadas a un espacio fiscal cada vez más limitado, las autoridades están recurriendo a la cautela fiscal con el fin de reservar un gasto suficiente para los programas sociales y los proyectos de capital público de manera sostenible. Es probable que el Gobierno suba los impuestos a medio plazo y recorte las subvenciones públicas, lo que frenará la demanda agregada.”