Serbia: La economía crece a menor ritmo en el cuarto trimestre
El crecimiento del PIB perdió impulso, cayendo al 7,0% interanual en el cuarto trimestre, desde el 7,6% del tercer trimestre y marcando la lectura más débil desde el segundo trimestre.
La moderación fue generalizada, con un debilitamiento del consumo privado, el gasto público, la inversión fija y las exportaciones. El crecimiento del gasto de los hogares cayó al 7,3% en el cuarto trimestre (+8,1% interanual en el tercer trimestre), a pesar de la caída de la tasa de desempleo (10,2% en el cuarto trimestre; 10,8% en el tercer trimestre). La inflación disparada afectó a los bolsillos de los consumidores y lastró el gasto. El crecimiento del consumo público se suavizó hasta el 5,8% en el 4T (3T: +7,8% interanual). Por su parte, el crecimiento de la inversión fija cayó al 9,8% en el periodo, la cifra más baja desde el primer trimestre de 2021 (3T: +12,2% interanual).
Las exportaciones de bienes y servicios aumentaron un 14,0% anual en el último trimestre, por debajo de la expansión del 22,4% del tercer trimestre. Además, el crecimiento de las importaciones de bienes y servicios se moderó al 15,5% en el cuarto trimestre (3T: +22,8% interanual). De este modo, el sector exterior restó 2,8 puntos porcentuales a la lectura global, igualando la sustracción del trimestre anterior.
En términos intertrimestrales desestacionalizados, el crecimiento económico se mantuvo en el 1,7% en el cuarto trimestre, igualando el registro de los dos trimestres anteriores. Esto sugiere que las condiciones subyacentes siguieron siendo sólidas.
Sin embargo, las perspectivas -sobre todo a corto plazo- se han vuelto más sombrías recientemente, con la invasión rusa de Ucrania y la escalada drástica de las tensiones geopolíticas. El conflicto militar ha disparado los precios de las materias primas energéticas. Esto se traducirá en una mayor presión sobre los precios al consumo, a medida que el petróleo y el gas natural se encarezcan, lo que repercutirá en los bolsillos de los consumidores y mermará aún más el gasto de los hogares. El consumo privado, motor clave del crecimiento, se verá por tanto frenado. Además, el encarecimiento de las materias primas mermará la confianza de las empresas y lastrará la inversión en capital fijo y la producción industrial. Dicho esto, el crecimiento económico en el conjunto del año debería seguir siendo robusto gracias al endurecimiento del mercado laboral, lo que apoyaría en cierta medida el gasto de los hogares, mientras que unas perspectivas de la demanda en general más optimistas deberían mantener firme el crecimiento de la inversión fija. Además, la supresión de las restricciones globales de Covid-19 debería apoyar el turismo.