Sudáfrica: El Gobierno presenta el presupuesto para el ejercicio 2022-2023 con mejores perspectivas fiscales
El 23 de febrero, el Gobierno presentó el presupuesto nacional anual para el ejercicio 2022-2023, que comienza el 1 de abril de 2022. Tras la presentación retrasada del presupuesto a medio plazo el 11 de noviembre de 2021, el nuevo presupuesto garantiza la continuidad, mejora la senda de consolidación fiscal e incorpora políticas favorables al mercado, con la esperanza de impulsar la creación de empleo. El documento revisó la previsión del Gobierno para el déficit presupuestario consolidado hasta el 5,7% del PIB para el actual ejercicio fiscal, que se extiende hasta el 31 de marzo de 2022, por debajo del 7,8% del PIB previsto en noviembre de 2021. Mientras tanto, salvo que se produzcan importantes compromisos no presupuestados, continuará la senda de consolidación fiscal gradual. El déficit para el AF 2022-2023 se mantuvo en el 6,0% del PIB respecto a la previsión de noviembre, mientras que el déficit para el AF 2023-2024 se revisó a la baja hasta el 4,8% del PIB desde la previsión de noviembre del 5,3%. Esto será posible en parte gracias a la mejora de los ingresos procedentes del auge de los precios de las materias primas de exportación, como el oro, el maíz y el paladio, que se utilizarán para reducir tanto los impuestos como el déficit, aunque no se establecieron medidas permanentes, ya que persiste la incertidumbre sobre la duración del auge. En cuanto al gasto, el Gobierno asignó 5.200 millones de ZAR (unos 300 millones de USD) a exenciones fiscales y medidas de alivio, prorrogando un año más el subsidio mensual pandémico para los desempleados, intentando mantener bajo control los precios del combustible y ofreciendo exenciones fiscales a los trabajadores. Con estas medidas, el Gobierno espera impulsar el consumo y la inversión, lo que a su vez debería estimular la economía.
Por otra parte, el gasto en sanidad aumentará hasta 259.000 millones de ZAR (16.400 millones de USD), en medio de la adquisición de vacunas Covid-19. Además, el presupuesto prevé un aumento del gasto en educación superior gratuita y un nuevo programa de creación de empleo. Con todo, los costes del servicio de la deuda consumirán una parte notable del gasto. Dicho esto, se espera que la trayectoria de la deuda mejore, con un ratio deuda/PIB que alcanzará su máximo en el AF 2024-2025 -un año antes de lo previsto- con un 75,1%, por debajo de la estimación de noviembre del 78,1%.
Sin embargo, el presupuesto ha sido rechazado por no abordar directamente los principales obstáculos a la actividad económica: Los recurrentes cortes de electricidad y las empresas estatales en dificultades. Eskom, la compañía eléctrica pública del país, se enfrenta a una deuda de 26.000 millones de dólares. Además, el documento no aborda directamente la desigualdad. Según el Banco Mundial, Sudáfrica es el país más desigual del mundo, y la raza desempeña un papel importante a la hora de determinar las perspectivas y el éxito en la educación y el mercado laboral.
Además, persisten importantes riesgos a la baja para las trayectorias previstas de gasto y saneamiento presupuestario: La resistencia a contener los salarios del sector público, las empresas estatales fuertemente endeudadas y la duración incierta del auge de los precios de las materias primas. Además, el aumento previsto de los tipos de interés nacionales y mundiales será un mal presagio para el pago de los costes del servicio de la deuda, lo que frenará el gasto en usos más productivos.
Comentando el balance de riesgos, los analistas del EIU añadieron: “La política pesará mucho en las perspectivas antes de las elecciones generales de 2024, pero el Sr. Godongwana tiene más peso político dentro del CNA que su respetado predecesor, Tito Mboweni, lo que le da más autoridad para ceñirse a un programa prudente. […] A pesar de algunos signos alentadores, el riesgo de desaprovechar las oportunidades generadas por la subida de los precios de las materias primas, a través de errores políticos y perturbaciones exógenas, como las derivadas de la guerra en Ucrania o el resurgimiento de una pandemia, sigue siendo considerable.”