Turquía: El crecimiento económico mejora en el cuarto trimestre
El crecimiento del PIB se aceleró hasta el 9,1% interanual en el último trimestre de 2021, frente al 7,5% del tercer trimestre. En consecuencia, la economía turca creció un 11,0% en el conjunto del año 2021 con respecto al año anterior, marcando el mayor ritmo de crecimiento en una década.
El crecimiento del consumo privado se aceleró hasta el 21,4% interanual en el cuarto trimestre, frente a una expansión del 9,1% en el tercero. El gasto de los hogares se vio respaldado por una caída de la tasa de desempleo (cuarto trimestre: xx%; tercer trimestre: xx%) y un mayor crecimiento del crédito, en un contexto de impulso gubernamental a las condiciones financieras favorables. El gasto no parece haberse visto afectado por las crecientes presiones sobre los precios en este periodo. Por su parte, el consumo público cayó un 1,9% en el cuarto trimestre (+7,9% interanual en el tercer trimestre). Además, la inversión fija se contrajo a una tasa anual más suave del 0,8% en el cuarto trimestre, frente al descenso del 1,9% registrado en el trimestre anterior.
En el ámbito exterior, el crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios se suavizó hasta el 20,7% en el cuarto trimestre (+25,5% interanual en el tercer trimestre). A ello contribuyó el fuerte crecimiento de las llegadas de turistas. Por su parte, las importaciones de bienes y servicios se recuperaron y crecieron un 2,6% en el cuarto trimestre (-8,9% interanual en el tercer trimestre).
En términos intertrimestrales desestacionalizados, el crecimiento económico disminuyó notablemente hasta el 1,5% en el cuarto trimestre, tras el 2,8% del trimestre anterior. El dato del cuarto trimestre fue el más débil en un año.
En cuanto al primer trimestre de 2022, la lira sigue deprimida y los precios al consumo han subido mucho en los dos primeros meses del año. Es probable que esto frene el consumo privado, ya que el poder adquisitivo se habrá resentido. Además, las perspectivas se han ensombrecido con la invasión de Ucrania por Rusia, que ha disparado los precios de las materias primas. En consecuencia, los precios del gas y del petróleo seguirán aumentando y alimentando la inflación, lo que seguirá mermando el consumo privado. Dicho esto, las condiciones económicas deberían normalizarse en gran medida al margen del conflicto militar en Ucrania, lo que debería apoyar la demanda interna y externa. Además, la confianza de las empresas, que sigue siendo sólida, y las elevadas tasas de utilización de la capacidad son un buen augurio para los desembolsos de capital. Sin embargo, la balanza de riesgos está claramente sesgada a la baja debido a la elevada inflación, la continua presión sobre la moneda y una política monetaria y económica poco ortodoxa. El sobreendeudamiento del sector privado, expresado en su mayor parte en euros y dólares estadounidenses, añade otro riesgo a la baja, y la volatilidad de las divisas ha mermado la confianza de los consumidores.