Turquía: El crecimiento del PIB registra en el segundo trimestre su menor aumento en cuatro años
La economía esquivó inesperadamente una contracción en el segundo trimestre, con un crecimiento del 0,1 % en tasa intertrimestral desestacionalizada. Dicho esto, la cifra fue inferior a la expansión del 1,4% revisada a la baja del primer trimestre y supuso la tasa de crecimiento más baja desde el segundo trimestre de 2020. En términos anuales, el crecimiento del PIB se ralentizó notablemente hasta el 2,5% en el segundo trimestre, frente al aumento del 5,3% del periodo anterior, lo que también supuso la expansión más lenta en cuatro años.
La desaceleración trimestral fue generalizada, con un debilitamiento del consumo privado, el gasto público, la inversión fija y las exportaciones.
El crecimiento del consumo privado se redujo a un 0,5% intertrimestral desestacionalizado en el segundo trimestre, frente a una expansión del 0,7% en el primer trimestre, como consecuencia del aumento de las presiones sobre los precios en ese periodo. Del mismo modo, el crecimiento del gasto público se desplomó al 0,3% en el 2T (1T: +3,7% intertrimestral). Por otra parte, la inversión fija se contrajo un 4,1% en el segundo trimestre (T1: +2,4% intertrimestral), lo que supone el peor resultado en cuatro años.
En el sector exterior, las exportaciones de bienes y servicios se contrajeron un 3,9% en el segundo trimestre (1T: +2,8% intertrimestral), lo que supone el peor resultado en cuatro años. Por el contrario, las importaciones de bienes y servicios se recuperaron y crecieron un 0,6% en el segundo trimestre (-3,6% intertrimestral en el primer trimestre).
Nuestro consenso es que la economía se contraerá en el tercer trimestre, y los datos disponibles respaldan esta opinión: La confianza económica y el PMI manufacturero se situaron en promedio por debajo del nivel del 2T en julio-agosto; este último cayó en julio hasta el valor conjunto más bajo en casi dos años, mostrando una debilidad sostenida en el sector manufacturero. De cara a 2024 en su conjunto, el crecimiento del PIB debería ralentizarse con respecto a 2023, ya que el endurecimiento de las condiciones de financiación y el aumento de la inflación dificultan la demanda interna. Una escalada de las tensiones en Oriente Medio constituye un riesgo a la baja.
Muhammet Mercan, economista jefe de ING, comentó las perspectivas: “Para el segundo semestre del año, hay señales de debilidad adicional en la demanda interna […]. El endurecimiento de las condiciones financieras, la ralentización del crecimiento de los salarios reales y un probable aumento de la tasa de desempleo apuntan a una mayor ralentización de la actividad económica en el próximo periodo.”