Zona euro: Un plan de gasto de 750 000 millones de euros impulsará las economías del sur de Europa, pero persisten los retos
El 21 de julio, tras cinco días de duras negociaciones, los líderes de la UE acordaron por fin un fondo de recuperación de 750.000 millones de euros contra el coronavirus. El objetivo central del fondo es apuntalar la economía de la UE y contribuirá a la recuperación futura, mitigando las consecuencias de la pandemia en los países con más problemas fiscales y más afectados mediante el apoyo a su gasto público, reduciendo así la probabilidad de una futura crisis de la deuda. Además, es probable que el plan contenga las tensiones financieras y tranquilice a los mercados sobre la voluntad política de respaldar la moneda común. Sin embargo, los mecanismos de control relativamente blandos podrían traducirse en escasos avances en la adopción de reformas para liberalizar los mercados, recortar el gasto público y racionalizar la burocracia en los países del sur de Europa. Además, el fondo podría suponer una sangría para los futuros presupuestos de la UE debido a los reembolsos de la deuda, mientras que en algunos sectores se teme que la mutualización de la deuda pueda socavar la responsabilidad fiscal. Además, el acuerdo aún debe ser ratificado tanto por el Parlamento Europeo como por los 27 parlamentos nacionales. El fondo incluye 390.000 millones de euros en subvenciones y 360.000 millones en préstamos a bajo interés que se asignarán en función de los daños económicos causados por la pandemia. El fondo de recuperación entrará en vigor el 1 de enero del año que viene, y es probable que el dinero empiece a fluir en la economía hacia mediados de 2021. Alrededor del 70% de las subvenciones se desembolsarán en 2021-2022, y el 30% restante en 2023. El plan se financiará mediante la primera emisión de deuda común de la Comisión Europea (CE). Italia y España -cuyo margen de maniobra fiscal está seriamente limitado por la desaparición de los ingresos públicos, el gasto anticíclico y unas finanzas públicas ya frágiles- son los principales beneficiarios, y están preparados para recibir alrededor del 5% de su PIB en subvenciones durante tres años. Además, los líderes acordaron el presupuesto de la UE para 2021-2027, por valor de 1,1 billones de euros, con especial atención a las infraestructuras y otras inversiones públicas, así como a la financiación para cumplir los objetivos climáticos del bloque. Además, el fondo de recuperación de 750.000 millones de euros se suma al paquete de préstamos de emergencia por valor de 540.000 millones de euros ya aprobado por las instituciones de la UE y al programa de expansión cuantitativa del BCE.
El acuerdo representa un compromiso muy reñido entre, por un lado, los países del norte (los “cuatro frugales”), que presionaban a favor de unas condiciones estrictas y una mayor responsabilidad fiscal, y en contra de las subvenciones y la emisión de deuda común, y, por otro, los países del sur de Europa, que entraron en la pandemia con unos niveles de deuda ya elevados y buscaban urgentemente el mayor apoyo fiscal posible. Para recibir financiación, los Estados miembros tendrán que presentar planes de reforma siguiendo las recomendaciones específicas de la CE para cada país; además, se incluyó un freno de emergencia que permitirá a cualquier gobierno cuestionar el compromiso de un país con las reformas, bloqueando así las transferencias financieras durante un máximo de tres meses. Dicho esto, la CE conserva la última palabra, una forma de control mucho más suave en comparación con el veto nacional sobre los planes de gasto que los Países Bajos habían exigido inicialmente. Como medida compensatoria adicional, Austria, Dinamarca, los Países Bajos y Suecia han visto aumentados sus descuentos sobre las contribuciones presupuestarias, mientras que el descuento de Alemania no se ha visto afectado. Un elemento que falta en el acuerdo es la posibilidad de que la CE recaude sus propios ingresos para financiar su endeudamiento: Aunque los líderes se comprometieron a un impuesto sobre el plástico, se eludieron otros impuestos más sustanciales, por lo que los reembolsos de la deuda podrían lastrar los futuros presupuestos de la UE. Aila Mihr, analista de Danske Bank, comenta el acuerdo: “En general, creemos que el acuerdo sobre el fondo de recuperación es una parte importante del camino de la zona del euro hacia la recuperación, a pesar de ser una versión suavizada de la propuesta original. Aunque no resuelve el problema de los elevados niveles de deuda, contribuirá a reducir el riesgo de una recuperación asimétrica.”